Eduardo Paolozzi


El profesor Sir Eduardo Luigi Paolozzi CBE FRA (7 de marzo de 1924 – 22 de abril de 2005), fue un escultor y artista escocés. Paolozzi nació en Leith al norte de Edimburgo, el hijo mayor de inmigrantes italianos. Estudió en el Edinburgh College of Art in 1943, brevemente en la St Martin's School of Art en 1944, y luego en la Slade School of Art en Londres desde 1944 hasta 1947, después de lo cual trabajó en París, Francia.

Ampliamente surrealista, Paolozzi llamó la atención pública en los años 1960 al producir varios impresionantes serigrafías. Paolozzi fue el fundador del Independent Group, que es considerado como precursor del movimiento británico pop art de los 60s. Su collage de 1947 I was a rich man's plaything [1], a veces es etiquetado como la primera muestra real del Pop Art, si bien él ha descrito su obra como surrealista. Posteriormente se haría mejor conocido como escultor. Paolozzi es conocido por crear bastantes estatuas casi reales, pero con elementos rectilíneos (a menudo cúbicos) agregados o removidos, o formas humanas deconstruidas de un modo cubista.

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Ballet: El Cascanueces


El Cascanueces es un ballet en dos actos basado en el cuento de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann El cascanueces y el rey de los ratones. Con un libreto realizado por Marius Petipa, la música compuesta en 1890 por Chaikovski (1840-1893) y la coreografía creada por Lev Ivanov, este ballet se estrenó el 5 de diciembre de 1893 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Sus personajes principales son: Clara, Drosselmeyer (padrino de Clara) y El Cascanueces. Tchaikovski compondría posteriormente una Suite orquestal inspirada en su propio ballet, tomando sobre todo movimientos del segundo acto.


Primer acto
La historia comienza con una fiesta en la víspera de Navidad, en casa de los padres de Clara. Drosselmeyer es uno de los invitados a la fiesta y le trae varios regalos a su sobrina, entre ellos un cascanueces con forma de soldado. El hermano de Clara, Fritz, trata de apoderarse del nuevo juguete de su hermana y lo rompe. Drosselmeyer lo arregla y la fiesta continúa. Después de que se retiran los invitados, todos van a dormir. Clara se duerme con su cascanueces y sueña que toda la casa se hace muy grande y los juguetes del árbol de Navidad crecen y toman vida. Aparecen entonces los ratones con su rey que pelean contra los soldados-juguetes y el Cascanueces, quien también ha crecido. En la batalla, que está casi perdida por los soldados y el Cascanueces, Drosselmeyer interviene y en la distracción el Cascanueces aprovecha y mata al rey ratón (en otra versión los ratones huyen). El Cascanueces cae después de la batalla, agotado, y luego se convierte en un hermoso príncipe. Clara y el Cascanueces comienzan su viaje por el Reino de las Nieves en donde suben en un hermoso trineo que los lleva hacia el Reino de los Dulces. Se dice que las mejores versiones son las versiones antiguas que no se basan tanto en la película de dibujos animados El Príncipe Cascanueces y siguen más la realidad del cuento.


Segundo acto
Clara, el Cascanueces y Drosselmeyer llegan al Reino de los Dulces donde los recibe el Hada de Azúcar, su Caballero y el resto de los dulces. El Cascanueces cuenta a todos la lucha contra el rey ratón y cómo Clara salió en su ayuda. El Hada de Azúcar organiza una fiesta para ellos. Se suceden una serie de danzas en honor a los invitados. Luego todo se va esfumando, Clara despierta con su cascanueces de madera, alegre por su maravillosa aventura.

The Phantom of the Opera- Think of me

Poema: La caricia -Alfonsina Storni

Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos... En el viento, al pasar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida, rodará... rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va.

Si no ves esa mano, ni esa boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de besar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida, ¿me reconocerás?

El Lago de los Cisnes

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